sábado, 4 de junio de 2011

Promesas.

Hay momentos que al recordar hablan solos, te sonríen y te envuelven en el ambiente cálido, feliz e irrepetible que los caracterizaba, dando lugar a la añoranza, a desear volver atrás más que nunca, a aferrarte a ellos a pesar de saber lo muy perjudicial que puede resultar dejar que tu alma se pierda en el tiempo y quede presa en el pasado.

Recordando pero tratando de olvidar despiertas un día y otro y otro más, con tu cabeza ocupada en las responsabilidades del momento, con estrés rebosante que te hace parecer que hay cosas que nunca acaban, que te persiguen y que siguen ahí a pesar de querer perderlas de vista, pero hay algo que aparece en el día a día y que jamás querrías perder, que te hace pasar los mejores momentos, sentir la locura derramarse de tus venas, hacer lo que sea con tal de ver esa sonrisa cariñosa, esa que con solo mirar desencadena tantas reacciones en ti...

Aparecen promesas, promesas que cada día recuerdas asegurándote a ti misma que son ciertas, que te quiere y que nunca se romperán, que te devolverán esos momentos que intentas olvidar no pudiendo por no querer, con cosas nuevas e incluso superiores, que te dejarán volar, pero no olvidar. Son esas promesas las que te dan fuerzas para seguir peleando por lo que quieres, por no dejar que nada ni nadie pueda contigo, por convertirte en la más dura luchadora vista jamás, por tratar de cumplir tus sueños para recuperar lo que tanto deseas.

Llegarán, es cierto, llegarán esos día en que podré decir "Promesas cumplidas ".

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