martes, 20 de julio de 2010

Esfuerzos en vano.

A veces, cuando tu corazón se empeña en tatuarse el nombre de una persona, experimentas sensaciones muy diferentes. Un día la euforia; otro la desolación.
Piensas en los efectos que podría tener una contribución por tu parte... Desistes tras llevar en tu espalda numerosos intentos fallidos, numeras lágrimas derramadas, numerosos momentos infernales. El amor (en su idealizada visión; claro está) es aquello que te da la posibilidad de volar, no que te obliga a hacerlo para estar en paz contigo mismo.
Ocasionalmente, lo das todo por esa persona, manifiestas tus ansias infinitas de mantenerla a tu lado, pero te topas con una misma conclusión cada vez que ese empeño se convierte en pasado y cada vez que tu corazón palpita de enfado: Esfuerzos en vano.
Sin embargo, aquel sentimiento persuasivo llamado esperanza continúa en tu cabeza pero, sobre todo, en tu corazón y te hace pensar por un momento, que la vida te brindará una oportunidad más.
Tal vez lo mejor sea no luchar, evitar actos de masoquismo evidente. Por otro lado, tal vez habría que seguir dándolo todo, esperar a tu oportunidad, confiar en que, tarde o temprano, seas recompensado con un rayo de luz acompañado de una rosa que venga a iluminar tu vida, a hacer que tu cielo se llene de mariposas.

Es fe, es creer, elige el lado de la cara. Eso depende de ti, aquí puede ser todo o nada. La verdad, la falsedad tras una máscara. Se le llama esperanza a esa realidad distorsionada...

viernes, 16 de julio de 2010

Sin comentario...

Hay días en los que el deseo de no mostrarse apasionada ni por el más mínimo pero cálido y placentero detalle ahoga tu sonrisa y te envuelve en un mar de muecas inexpresivas, en miles de sensaciones aparentemente despojadas de cualquier indicio de alegría.

Las personas poseemos la irrevocable actitud de pensar en nosotros mismos, sin valorar en exceso lo que nuestros actos pueden desencadenar en cualquier persona, frecuentemente en alguien particularmente cercano. ¿Por qué hay actitudes totalmente incomprensibles y dolorosas que derivan de la confianza depositada en un ser querido? La respuesta, difícil.

Cada día que pasa y piensas en esa persona que hace que tu corazón quiera salirse de tu pecho, al imaginar y ver confirmadas tus creencias, tus más oscuros pensamientos, sientes que la confianza es lo que, metafóricamente, más se parece a tu corazón: Es tan sencillo verla agrietada por tan solo una mirada, una sonrisa, una palabra...