Bien dicen que donde hubo fuego quedan cenizas, pero no siempre es así. Es cierto que el olvido existe y, por supuesto, que los sentimientos son tan numerosos, tan distintos y tan incomprensibles que acaban llegando de la forma más extraña a ti, arañándote o acariciándote dependiendo de todo y a la vez de nada, sustituyendo a aquellos que vivían en ti y haciéndote comprender cada día más que no puedes elegir cuál, tener el cómo, averiguar el cuándo y conocer el por qué.
La certeza, la seguridad sobre qué será lo que quede y qué será lo que desaparezca y sea sustituido no existe o, al menos, la ignoramos, porque en el corazón no hay barreras, limitaciones. Ni para entrar ni para salir.
Aún así, se que vosotros siempre estaréis en mi corazón.