domingo, 20 de junio de 2010

Todo está a punto de acabar...

Cuando piensas en todos aquellos momentos que has vivido no siempre recuerdas solo los buenos. Supongo que piensas en los mejores, en los que no puedes olvidar y, por supuesto, en los peores, en los que si no has llorado realmente te ha faltado muy poco.
Ahora yo pienso en un recuerdo, un recuerdo que aun no está completo: El final de este curso.
Pienso en las amistades, en cada sonrisa, en cada broma, en cada momento, en cada segundo que he estado orgullosa de ser alumna de la clase y, por último pero no menos importante, en todo lo que he aprendido.
Los agobios, el periodo de adaptación y las cosas negativas trato de dejarlas al lado porque, en realidad, las positivas pesan mucho más que ellas.
La cuenta atrás, todos los momentos de un año que se plasman en fotografías en las que todos sonreímos, los aplausos más que merecidos a los profesores, el viaje de fin de curso, el pánico a las calificaciones... hacen que te preguntes: ¿Ralmente esto se puede olvidar?
Ahora que los exámenes han terminado me encantaría poder seguir diciendo más de tres días: "4ºA no ha acabado" Pero lo bueno es que la graduación, el viaje a Nerja, la cena de clase me hacen estar segura de que todo eso terminará de hacerme pensar en lo genial que fue mi cuarto y último curso de la ESO.
Gracias por este año, ha sido inolvidable.

Te cambia la vida sin que tengas nada para seguirla, te cambia y no piensas en lo que te olvidas...

sábado, 5 de junio de 2010

La distancia, el dolor...

Cuando sientes que la distancia se apodera de la relación que tienes con una persona, cuando sabes que todo va a cambiar por una simple tontería, cuando piensas que nada será igual, te faltan lágrimas para llorar.
Tu alma desea que cuando se rompa ese lazo que te une a esa persona, haya algo que te permita estar cerca suya, algo que no te deje olvidarla y tampoco le deje a ella olvidarte a ti, algo que diga: "siempre, ¿prometido? "
Lo cierto es que cada sueño, cada momento, cada sonrisa, pero también cada punzada de dolor, está en mi cabeza y, por supuesto, en mi corazón. ¿También en la tuya? No, estoy segura, pero que haya uno, tan solo uno y algún día lo descubra hará que seas la primera persona que me haga sonreír y llorar a la vez...¿Qué sientes?
Tan solo me queda disfrutar de los pocos momentos que aún me quedan, confiar en cosas imposibles, esforzarme y renunciar a la tranquilidad, confiar en que, tarde o temprano, nuestros
caminos se crucen de nuevo. ¿Qué hacer? Ni idea.
Te deseo todo lo mejor, eres impresionante.

Azar, maldito azar... ¡maldita necesidad de cambios!