sábado, 5 de junio de 2010

La distancia, el dolor...

Cuando sientes que la distancia se apodera de la relación que tienes con una persona, cuando sabes que todo va a cambiar por una simple tontería, cuando piensas que nada será igual, te faltan lágrimas para llorar.
Tu alma desea que cuando se rompa ese lazo que te une a esa persona, haya algo que te permita estar cerca suya, algo que no te deje olvidarla y tampoco le deje a ella olvidarte a ti, algo que diga: "siempre, ¿prometido? "
Lo cierto es que cada sueño, cada momento, cada sonrisa, pero también cada punzada de dolor, está en mi cabeza y, por supuesto, en mi corazón. ¿También en la tuya? No, estoy segura, pero que haya uno, tan solo uno y algún día lo descubra hará que seas la primera persona que me haga sonreír y llorar a la vez...¿Qué sientes?
Tan solo me queda disfrutar de los pocos momentos que aún me quedan, confiar en cosas imposibles, esforzarme y renunciar a la tranquilidad, confiar en que, tarde o temprano, nuestros
caminos se crucen de nuevo. ¿Qué hacer? Ni idea.
Te deseo todo lo mejor, eres impresionante.

Azar, maldito azar... ¡maldita necesidad de cambios!

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