Hoy puedo decir que no siento lo mismo que ayer, pero, ¿qué importancia tiene decirlo? Al fin y al cabo sigues siendo el mismo, sólo que se acabó la locura, el deseo de actos irresponsables que reflejasen un sentimiento. A la vez te preguntas, ¿qué actos irresponsables, una sonrisa, una lágrima? Sabes que no, pero también sabes que te quiero.. correría hipocresía por mis venas si dijese lo contrario. ¿De la misma manera? No. Creo que nunca supe como quererte. O sí, no sé; después de todo, hay muchas cosas a las que sigo sin poder responder coherentemente.
¿Una palabra que englobe los sentimientos y pensamientos de las últimas dos semanas? Fácil: LOCURA. Voces que no quieres oír, una sonrisa que te mueve, tu corazón que te guía: ERROR! Llega un momento en que lo que te mueve es la tristeza, las lágrimas que te ahogan y necesitas luz, luz que te abra los ojos pero, ¿qué luz, la que te da verlo?
Si consideras luz al sufrimiento, sigue con esa estúpida pero agradable tortura, el cuchillo que te desgarra, pensamientos que te hacen llorar. Ahora digo: ¿De verdad todo ha terminado?; la respuesta: No. ¿Entonces qué? Entonces nada... Jamás dejaré de lado el cariño, el amor, la ternura, la ironía, la sonrisa; eres una de las mejores cosas que me ha pasado. Gracias. Me importas mucho más de lo que crees.
Ojalá nunca tenga que poder decir que ya no te tengo conmigo.
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