miércoles, 12 de mayo de 2010

Tanto...

Cuando te vi por primera vez no se exactamente lo que hiciste que llegara a mi cabeza, no lo recuerdo. Sin embargo, si recuerdo el día, la fecha, incluso recuerdo la hora que era. Cuantas cosas han pasado desde entonces pero, ¿que más da? Al fin y al cabo ahora estás a mi lado. No puedes hacerte una idea de lo valiosa es tu presencia para mí. Claro que este cuento no es eterno, pronto desaparecerás y sentiré la soledad entrando a mi pecho, la necesidad de lanzar a la luna gritos desesperados sin respuesta y aun sabiendo lo que pasará no puedo impedirlo: firmaré un contrato con Dios para que, tarde o temprano, vuelva a tenerte delante. No sabes que siento cada vez que te sonrío, cada vez que tus ojos se clavan en los míos con afán de reproche, cada vez que escucho tu dulce y suave voz...
Todo esto es maravilloso pero es muy duro desear cosas que, al mismo tiempo, no quieres que pasen por la serie de consecuencias que pueden desencadenar. Lo apropiado, lo sé, es olvidarte.. desengancharme como dice mi querida chuchi, pero lo cierto es que no puedo.

Hay días que floto y otros caigo de las nubes porque cuando cojo el tren pienso en el tiempo y en por qué no lo detuve.

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